
En "La Fascinante Historia de las Palabras", el autor Ricardo Soca nos aporta lo siguiente:
"En la muy estratificada sociedad romana, cliens, clientis era aquel que estaba bajo la protección o la tutela de otro, a quien escuchaba, seguía y obedecía.
Este sentido ha cambiado en el castellano moderno: el comerciante, el banquero, el profesional universitario no ven en el cliente a alguien que les obedece humildemente, sino a una persona que los favorece porque paga sus mercaderías o servicios.
Sin embargo, la antigua denotación romana se mantiene aún hoy en la ciencia política, en cuyo marco se llama clientes a los ciudadanos que acuden a los políticos en busca de favores, y política clientelista, a la que se basa en ese tipo de relación corrupta, en la que el político presta favores --empleos, ascensos, jubilaciones-- a cambio de votos."
Muy interesante lo que comparte este autor.
Desde el Departamento de Creatividad, los clientes eran eso... "los clientes". Raramente ví a alguno entrar a nuestra área. Pero cuando queríamos "empaparnos" más en la comprensión de sus necesidades, visitábamos sus negocios, platicábamos con sus empleados, observábamos los productos, los rituales de los clientes desde que entraban a la tienda, cómo se comportaban, cómo movían sus cuerpos, sus ademanes y gestos faciales, en fin... De vez en vez, saludábamos a "los clientes".
"- Buenas tardes, Señor____ , soy de la agencia de publicidad. Estoy estudiando el movimiento de su tienda para definir mejor la idea..."
Cuando fuí ascendiendo en la estructura organizacional de la agencia, "los clientes" se convirtieron en "nuestros clientes". Ahora los veía más frecuentemente. Juntas, visitas a sus negocios, comidas, cenas, presentaciones de propuestas de campañas, etc.
"- Estamos seguros que con esta estrategia, la venta de Diciembre será 'pan comido'... La competencia 'no va a sentir lo duro, sino lo tupido'... y conseguimos una negociación con los medios que traemos un costo por millar estupendo!!!"
Cuando ya fundé mi propia agencia de publicidad, "nuestros clientes" se convirtieron en "mis clientes". Ahora, además de verlos frecuentemente, me involucraba más de cerca con las actividades y procesos de sus negocios... casi hice "alianzas estratégicas" con ellos. Un cliente mío me enseñó, siendo yo muy joven, que "íbamos en el mismo barco"... "Si me va bien a mí, te va bien a tí...", y así ha sido el negocio con "mis clientes".
"- ¿Qué pasa, my Friend... Cómo nos está yendo?... Se siente 'flojón' el ambiente... No veo mucho movimiento en las tiendas... ¿Cómo se van desplazando las ofertas?"
En la feroz hipercompetitividad en la que sorpresivamente nos encontramos inmersos, reflexioné que en éste, y en todos los negocios, era vital el comprender las necesidades de "los clientes", para que formaran parte de "nuestros clientes" y si todo marchaba bien, se convertían en "mis clientes"... una manera simplista de ver el proceso de fidelización, esto es, que "mis clientes" estén satisfechos y tengan el deseo de seguir siendo "mis clientes" hasta que el destino nos alcance.
Y, si le agrego un SFX, o efecto de sonido a este breve relato, creo que el de mi ritmo cardiaco sería el mejor... De "los clientes" (PUM-BA-PUM..PUM-BA-PUM)... A "nuetros clientes" (PUM-BA-PUM-BA-PUM... PUM-BA-PUM-BA-PUM)... A "mis clientes" (PUM-BA-PUM-BA-PUM-BA-PUM...PUM-BA-PUM-BA-PUM-BA-PUM).... HASTA LLEGAR AL (BIIIIIIIIIIIIIIP....)
The End.



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